Entrevista a Norma Krasnapolsky (Docente del postgrado en adopción de la UBA)

¿Qué opina de la adopción por entrega directa?

Hay dos corrientes, hay una que es ampliamente defensora de la entrega directa, que se llama técnicamente “adopción abierta”. Es muy común en otras partes del mundo, sobre todo en países sajones. Muchas veces encubre situaciones ilegales que tienen que ver con el tráfico de niños, disfrazado de muchas maneras. Muchas veces, están los profesionales que se prestan a armar los contactos, pero cobran por estos contactos. Ellos dicen que no te cobran por la criatura, pero hay dinero en el medio.
Cuando se da una compra-venta, que tiene que ver con el tráfico de niños, es como una especie de una nueva forma de prostitución, donde ya no hay un cobro por el sexo sino por el producto del sexo. Esto en el norte es fatal. En capital se considera delictivo (la adopción por entrega directa). En otras provincias lo pusieron como herramienta para combatir el tráfico de niños.
La ley no dice que sea un delito, la familia tiene derecho a elegir a quién entregar a una criatura. Hay quienes dicen que es el equivalente a la piolada criolla de colarse en la cola.

Usted es psicóloga. ¿Cómo deben manejar los padres el tema de la adopción con los chicos?

Si los adoptantes tienen naturalizada esta cuestión de la adopción, ellos pueden hablar normalmente delante de los chicos. Si esto no se hace, como a los chicos se les transmite más de lo que se les dice, se van a enterar igual. Si está naturalizado, se lo habilita al niño a hacer las preguntas. Si no está el meta mensaje de “de esto no se habla”, el niño pregunta. A los dos años ya tiene una comprensión y vuelve a preguntar a los 4 y a los… va dando vueltas de tuerca a este concepto que va incorporando gradualmente.

¿Qué opina de las instituciones donde tienen a los chicos?

Es terrible porque en general el Estado dedica muy pocos fondos para que haya buenas instituciones. No significa que no hay fondos sólo para la comida, significa que no hay recursos suficientes para personal y para la formación de ese personal. Hay una ley en vigencia que prohíbe las internaciones de los chicos, es la ley 26061m, que tiene vigencia desde octubre del 2005, pero no puede cumplirse del todo. Los chicos irían a familias de acogimiento. La ley también sugiere que los chicos no hagan un cambio grande de nivel sociocultural, y ahí es donde tenemos un problema.
Si tardan muchos años en darlos en adopción es muy probable que los niños no sean adoptados porque la gente no quiere adoptar chicos grandes, porque ya tienen conductas aprehendidas.
En el interior siempre fue bastante común el “hijo de crianza” sin que nunca hayan legalizado nada. Esto aparece en todas nuestras provincias, más por ahí en el norte.


¿Cree que se va a lograr conformar un Registro Único de Adopción (RUA)?

El RUA no va a ser nunca, porque nosotros tenemos un sistema de gobierno republicano y federal, entonces para que una provincia acepte adherirse, tiene que aprobarlo la legislatura provincial. Por ahora adhirió sólo Buenos Aires. Hay provincias que no van a adherir nunca, por ejemplo Santa Fe, Tucumán, Córdoba, no aceptan dar en adopción a quienes no residan en el mismo territorio. Son leyes que tienden a elimina la entrega directa. Mientras en nuestro país siga habiendo un déficit tan grande de instrucción en general y en educación sexual en particular, no va a desaparecer la entrega directa. Sería todo mucho más transparente si no existiera la entrega directa, se les cortaría el chorro a los traficantes de niños.
La larga espera para adopción tiene que ver con la disponibilidad de niños inscriptos y que los jueces determinen rápidamente si el niño está en condiciones de adaptabilidad o no.

La adopción es un tema tabú. Hay otro tabú que incide en éste que es el de la infertilidad.
En las provincias sugieren la entrega directa y en algunas lo han usado como herramienta contra el tráfico. En Capital Federal se difunde a la entrega directa como adopción ilegal.

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